Ghosts in the Blizzard

 

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La fotografía de naturaleza puede llegar a ser un mundo demasiado cerrado y cargado de estereotipos. Esto es más cierto si cabe cuando nos referimos a la de paisaje natural. En la era de internet, aparentemente el planeta ya no tiene secretos, ni lugares mágicos por descubrir. Y es casi inevitable que veamos repetidas una y otra vez las mismas localizaciones y nos aburramos de ver los mismos encuadres en las principales webs de difusión de imágenes.

Creo que como en cualquier otra faceta del arte y en general de la vida, se puede optar por seguir el camino abierto por otros, por cierto algo muy respetable, o explorar la propia senda y con esto no me refiero buscar ser innovador, marcar tendencias, la búsqueda del éxito, ni nada parecido. Hablo de una meta mucho más humilde: simplemente hacer aquello que más te llena. Algo genuino, auténtico.

En mi caso esto consiste en buscar situaciones únicas e irrepetibles, condiciones de luz que ni yo mismo pueda volver a conseguir, aún utilizando las mismas técnicas.

La imagen que comparto hoy con vosotros cumple esta condición, que para mi es una norma.

Aquella tarde los efectos de una fuerte borrasca sobre las Rocosas Canadienses provocaban que soplara un viento de mas de 50km/h a una temperatura de 20º bajo cero sobre el lago Abrahams. El frío era insoportable, aún a pesar de las muchas capas de ropa que llevaba encima. Sin embargo sabía que estas condiciones podían suponer una gran oportunidad para conseguir imágenes originales y diferentes a las realizadas por otros fotógrafos en esta zona. Quería plasmar en una imagen todo el poder y la fuerza que la Naturaleza me estaba transmitiendo en ese momento. Los demás fotógrafos que se encontraban en la zona, simplemente tomaron la decisión más lógica, coger sus coches y largarse a algún sitio con una buena calefacción.

La ventisca era tan fuerte y barría la lisa superficie del hielo con tal intensidad que a duras penas me podía sostener de pie. Pero gracias a esto las fuertes ráfagas de viento dejaban a la vista las burbujas de metano, que en ocasiones ascienden desde el fondo y se quedan atrapadas cuando este lago se congela. El resto del paisaje quedaba difuminado con un efecto casi pictórico.

Sosteniendo fuertemente mi cámara y mi trípode para que no se los llevara la galerna, utilicé un gran angular extremo para incluir en el primer plano los fantasmagóricos dibujos que formaban las burbujas, rodeados por la nieve arrastrada por la superficie creando una escena irreal.

Casi siempre viajo con mi familia, así que en esta ocasión a los niños no les quedó más remedio que quedarse en el coche, porque aunque están acostumbrados, las condiciones eran demasiado duras. La que si tuvo coraje para salir fue mi mujer, que se dedicó a grabarme mientras yo buscaba imágenes entre la ventisca. Gracias a ella puedo mostraros un pequeño video y que aunque está realizado con una cámara compacta, ayuda a recrear las duras condiciones de esa tarde y a imaginarse parte del proceso creativo.

Esta imagen ha recibido una mención de honor en MontPhoto 2015 y en el Narava 2015.

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2 respuestas a Ghosts in the Blizzard

  1. Hola, Luis te acabo de conocer a través de El País. Mencionas varias veces la palabra ‘suerte’ en tu blog, pero está claro que nada de lo que haces funciona por suerte… la suerte la has buscado tu con muchas horas, días de paciencia. Y lo del periódico, tampoco es suerte, es el merecido premio a un trabajo.
    Coincido contigo en montones de cosas. Aparte de paisajista, me encanta la geología erosionada (interiormente hablo con las rocas), los viajes un tanto nómadas (Arizona es una asignatura pendiente!), desecho la idea de fotomontajes, visito los lugares varias veces por lo mismo que tu, una web sin ánimo de lucro.. Lo que no tengo son tus premios, y mentiría si dijera que no me gustaría: todos necesitamos feedbacks positivos.
    Sigue disfrutando y enhorabuena por esta familia que te acompaña.. Eso sí que es una suerte!

    • vilarino dijo:

      Hola Andreu

      Me alegro mucho de que coincidamos en nuestros gustos. Suerte es el azar transformado en oportunidad. Pero para que eso ocurra es imprescindible estar preparado y estar en el lugar adecuado en el momento justo. Tal y como dices, de lo que me siento más afortunado es de poder disfrutar de estos momentos y lugares con mi familia. Con el tiempo, te das cuenta de que los premios no tienen ninguna importancia. Quién depende del reconocimiento ajeno, está perdido, o se inevitablemente se perderá.

      Un millón de gracias por pasarte por mí galería y por tus palabras!!!

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