El factor suerte en la fotografía de paisaje

 

Si existe una imagen que ha influido en mi manera de entender la fotografía a lo largo de estos últimos treinta años, esa es sin duda Arco iris sobre el Palacio del Potala, una instantánea tomada en 1981 en la que se puede admirar como unos intensos rayos de color nacen del propio palacio budista de Lhasa en el Tíbet. Con esta composición Galen Rowell consiguió llevar a su máxima expresión su idea del Paisaje Dinámico. Su estilo se basaba en incluir la suerte como uno de los factores fundamentales, además de los que todos consideramos como indispensables en una buena fotografía: eficiencia técnica, visión personal y luz.

Para fotografiar su Potala, Galen Rowell tuvo que dejar el grupo con el que viajaba y salir corriendo. Desplazándose pretendía hacer coincidir el arco iris sobre el majestuoso edificio de la capital del Tíbet. Su genialidad consistió en ir más allá de lo obvio. No solo vio el mágico arco de color, sino que además se imaginó una composición en la que el arco nacía del propio palacio, consiguiendo de esta manera una toma irrepetible y que ha aguantado el paso de los años de forma envidiable. Como os podéis imaginar, ninguno de sus acompañantes tuvieron ni su visión ni su suerte, eso si, disfrutaron de una buena comida caliente mientras contemplaban a su compañero de viaje corretear por el campo.

Galen Rowell describió su filosofía con estas palabras hace ya 22 años: “Las fotografías son como las piedras preciosas; las reales y las sintéticas son a menudo físicamente indistinguibles, pero su verdadero valor es incuestionable. Una fotografía que describe un momento de la vida real, sea este por una actividad humana o del mundo natural, pertenece a un rango superior que la más perfecta realización creada por o para la cámara excluyendo de la fórmula el factor suerte”.

En el momento en que redactó este texto para cerrar el último capítulo de “Luces de Montaña”, uno de los libros más inspiradores sobre fotografía de naturaleza que haya tenido la oportunidad de leer, todavía no habíamos entrado de lleno en la era digital. Sin embargo su mensaje, si cabe, es ahora más relevante que en la época en la que fue escrito.

En la industria del cine están muy acostumbrados desde su nacimiento a hacer trampantojos que engañan a nuestro cerebro. Esperar a que haya una tormenta eléctrica para dar ambiente a una escena de una película gótica es simplemente inviable. Simplemente lo simulan para realizar el trabajo en un tiempo y a un coste razonable, consiguiendo además que dicha tormenta se adapte a los requerimientos de la escena. En la industria de la moda pasa algo parecido. Con una buena iluminación artificial se puede simular la luz de un espectacular atardecer, o utilizar una máquina de hacer niebla para dar misterio a una escena que se desarrolla en un bosque. Estos ejemplos son perfectamente admisibles, porque su finalidad no es documental. Sin embargo resulta inadmisible que un periodista gráfico coloque de forma premeditada y dirigida a los protagonistas de su imagen en plena acción, para mejorar la composición. En este último caso las expectativas y exigencias sobre la autenticidad de lo que vemos son diferentes. Cuando el fin es documental, damos por echo la búsqueda de la fidelidad de lo representado en la imagen.

Que nadie se asuste, mi intención no es entrar el eterno debate sobre la manipulación en fotografía. Con todas estas reflexiones solo quiero compartir la filosofía con la que fue creada la imagen que encabeza la entrada del post.

El hecho de haber visitado esta remota área del norte de Arizona en numerosas ocasiones a lo largo de los últimos años, me ha dado la oportunidad de conocer bastante bien tanto su orografía, como los cambios que se producen en el paisaje con los diferentes tipos de iluminación, entender como la meteorología influye en la zona, como afectan los cambios de perspectiva moviéndome por el terreno, o simplemente la distancia focal más adecuada según que encuadre. Todos estos matices solo pueden obtenerse a lo largo de días de observación. Lo que muchos pueden entender como una auténtica pérdida de tiempo, para mi resulta un paso indispensable en mi proceso creativo.

Este conocimiento previo, me permitió tomar decisiones muy rápidas, cuando vi que una espectacular tormenta eléctrica se asomaba por el horizonte. Viendo la dirección en la que se movía, sabía que podría alinearse sobre una de mis localizaciones preferidas. Una enorme duna petrificada hace millones de años, en la que los implacables efectos de la erosión habían dejado al descubierto estratos de roca anaranjada, roja y blanca retorciéndose sobre si mismos, simulando las fibras de un gigantesco músculo. Sin duda una de las formaciones geológicas más singulares que conozco.

Aunque la tormenta progresaba en paralelo a nuestra posición, decidimos que mi mujer se llevara a los niños a la seguridad del campamento. El coche es un refugio seguro al tratarse, en la práctica, de una jaula de Faraday. En mi caso sabía que tenía un buen margen de seguridad. Si el viento cambiaba repentinamente y se me echaba la galerna encima, aún podría llegar con suficiente rapidez a nuestro vehículo.

Era consciente de que no me quedaba mucho tiempo hasta que se hiciera completamente de noche y la oscuridad impidiese distinguir nada más allá del relieve del paisaje. Mientras, las nubes se arremolinaban sobre la duna y de vez en cuando se iluminaban por un rayo que caía invariablemente detrás del horizonte.

Justo antes de que se hiciera completemente de noche, una descarga eléctrica maravillosamente ramificada cayó alineándose con la roca y mi posición mientras tenía abierto el obturador de mi cámara. Los 30 segundos de exposición  que había prefijado, se me hicieron eternos. No pude evitar aguantar la respiración, hasta que finalmente apareció en la pantalla una imagen perfectamente enfocada, en la que el rayo se desplegaba con todo su detalle, mientras el nivel de luz todavía permitía distinguir las texturas y los colores de la duna. No me lo podía creer, la suerte había trabajado a mi favor una vez más ¡¡¡Lo había conseguido!!!

Son estas pequeñas victorias las que hacen que todo el esfuerzo y el cansancio se desvanezcan y se transformen en una sonrisa. Esa debió de ser la impresión que debí de transmitir cuando llegué al campamento con mi familia.

En mis imágenes es fundamental que haya una relación directa entre mi experiencia en la naturaleza y el resultado conseguido. Hoy en día hay auténticos artistas digitales, cuyo trabajo me parece envidiable, pero no es lo que yo busco. Simplemente no me llena. Mezclar imágenes para conseguir un resultado espectacular, si esa escena no tiene origen en la realidad, me lleva a pensar  que me estoy engañando a mi mismo. ¿Tendría el mismo valor esta imagen si hubiera pegado el rayo en la imagen con un programa de edición? Aquí es donde entra en juego el factor suerte. La suerte marca la diferencia y para conseguir que esta trabaje a nuestro favor solo hay una fórmula: paciencia y conocimiento.

Esta fotografía ha sido la ganadora de la categoría  la categoría de paisajes naturales de la 27 edición del Memorial María Luisa International Photo Contest.

En este vídeo podéis ver un breve resumen del viaje en el que fue tomada esta imagen.

 

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6 respuestas a El factor suerte en la fotografía de paisaje

  1. Fantástico relato Luis, creo que siempre hay una pequeña parte del factor suerte, pero si trabajamos bien en todos los factores que podemos tener antes de tomar la fotografía, tiempo, localización, etc etc… seguro que al final conseguimos plasmar esos momentos tan espectaculares como el que tu plasmas en las fotografías.
    Felicidades por el premio ganador en el 27 Memorial Maria Luisa !!!

    Un saludo
    Raimon.

    • vilarino dijo:

      Muchas gracias Raimon!! Detrás de cada pequeño éxito hay innumerables fracasos. Pero como en cualquier faceta de la vida, hay que perseverar. Un abrazo

  2. Manuel lopez dijo:

    Enhorabuena Luis… por el premio, por la filosofía, por la profesionalidad. Es un placer poder disfrutar del trabajo bien hecho y de tu servicialidad para exponerlo en tu blog. Reitero, muchas gracias!

  3. Elo dijo:

    Me encanta!!!! Detrás de tu cámara hay mucho más que un genial fotógrafo, hay una excelente persona que cuenta historias a través de las imágenes y que pone en ello toda la sensibilidad. Felicidades por tu trabajo y por el de toda tu familia. Un abrazo para todos

    • vilarino dijo:

      Elo,… un millón de gracias por tus palabras. Viniendo de alguien con tu sensibilidad, son un tesoro. Un abrazo enorme para toda la familia.

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