Esta playa de arena negra en el sur de Islandia, se adentra en el mar, a la sombra de unas escarpadas montañas, con un desnivel de casi 900 metros.
Me pasé la tarde recorriendo este insólito paisaje, buscando posibles encuadres. Encontré este pequeño montículo cubierto de vegetación, rodeado de oscuras dunas, mientras poco a poco la playa cubría de una ligera bruma marina. Esperé a que el viento de altura arrastrase estas formaciones nubosas y las hiciese coincidir sobre las montañas, al mismo tiempo que la suave luz del atardecer otoñal iluminaba esta enigmática escena.
Esta imagen ha sido premiada en el Memorial María Luisa y en el GDT European Wildlife Photographer of the Year.