Ayer se hizo público el fallo da la 25 Edición del Memorial María Luisa. Este año el jurado tuvo que decidir entre 12500 imágenes enviadas por más de 1000 fotógrafos de casi 70 países.
Me he llevado una gran alegría al enterarme que dos de mis imágenes han conseguido sendas menciones de honor en las categorías de Paisaje y Paisaje de Montaña. Las dos fotografías fueron tomadas en el Sudoeste de USA, una zona a la que he realizado numerosos viajes y que he tenido la oportunidad de explorar en profundidad, encontrando rincones muy poco conocidos y raramente fotografiados.
Este es el caso de la imagen titulada «Un rayo en la Tormenta». Exploré durante varias semanas esta remota zona por su espectacular geología, un laberinto de chimeneas de hadas y esculturas de arcilla y piedra de llamativos colores, con la esperanza de que se produjesen las condiciones ideales para conseguir la imagen que tenía en mi cabeza. Esperaba una gran tormenta que aguantase hasta el atardecer, sin embargo a pesar de que pude fotografiar varios temporales, todos se deshicieron antes de la puesta de sol. Excepto en esta ocasión: viento, rayos, lluvia torrencial, todo ello bañado de la luz mágica de un sol agónico, crearon este gigantesco lienzo.
Captar un rayo por la noche es muy fácil, simplemente hay que utilizar una exposición lo suficientemente larga. Pero hacerlo de día es una historia muy diferente. Para conseguir captar el que veis en esta fotografía, utilicé un pequeño dispositivo que dispara el obturador en presencia de rayos y subexpuse ligeramente para evitar que se «diluyese» en una toma demasiado clara.
La vuelta a mi todo terreno fue un auténtico infierno. Una carrera a través de una gran planicie regada por una densa cortina de agua y docenas de rayos interponiéndose entre mi coche y yo. Creo que en mi vida pasé tanto miedo, pero el resultado mereció la pena.
Realicé «Tormenta Roja» en un lugar mucho más conocido y que incluso ha sido escenario de numerosas películas…
Atardecía sobre las montañas que rodean la cuenca de Tularosa. Las últimas luces del día atravesaban la cortina de agua que regaba las cumbres de las montañas de San Andrés (2733m), contribuyendo un día más a su lento pero constante desgaste. Un nuevo episodio de una larga historia que comenzó hace 30 millones de años, fruto de la erosión de un gigantesco domo que era el primitivo fondo de un lecho marino. El legado que nos ha dejado esta crónica geológica, es el mayor sistema de dunas de yeso del mundo, rodeado de una espectacular cordillera montañosa.
Utilicé mi teleobjetivo, simplificando la composición, para concentrarme en el rojo intenso del atardecer, las montañas y las inmaculadas dunas blancas del White Sands National Monument, creando una imagen minimalista, basándome únicamente en los elementos más característicos que le dan una personalidad única a este paisaje de belleza irreal.
Podéis ver todas las imágenes premiadas en:
http://www.memorialmarialuisa.com/index2.php
Enhorabuena por esas menciones de honor , las imágenes son impresionantes.
Un saludo.